martes, 19 de mayo de 2009

sexta entrega: seducción, iz

Barquito de papel

Por Isabel Zuleta

No es que los encuentros se den porque uno ande buscándolos, más bien es que uno quiere creer que es el azar, estar mutuamente inconscientes de sus existencias y luego caen sobre una curveada y atractiva espalda desde la nuca hasta el coxis, al mismo ritmo, moléculas a las que unen puentes, pero no de circunstancias, de amor romántico o confluente, de azar, ocio o consecuencia sino Puentes de Hidrógeno.

Atracción. A Camila le habían atraído varios y diferentes. Con Pablito, por ejemplo, fue una atracción abierta, desbordada, saturante y tediosamente obvia (Recordar era como un manjar para disfrutar y jactarse de variedad) Hubo otros juegos consecuencia del ocio, casuales y descomplicadas. El chef tanto menor que ella, que a propósito había visto hacía dos o tres semanas con un peso de más magistral y profesionalmente ganado, una lástima o gajes del oficio…En fin, en este caso fue más bien vivo, intenso, efímero y muy bello, lo único malo es que quizás aún no estaba tan seguro de su mano culinaria y calculadora, por lo tanto le cocinó muy poco y nada que ella no pudiese hacer al menos igual y con menos adornos. Por arriba, en medio o zigzagueantes aparecían otros que se hacían los que no querían y al final el exceso de insistencia resultaba tedioso. Algunos no querían, en serio, y bueno como dice la premisa repetida en tan variadas bocas y oficios “de todo hay en la viña del señor”.

Duraderas guardaditas; circunstancialmente reprimidas y casi siempre mutuas, no obstante prácticamente ilegales e inevitable caer en el crimen. De las mejores, el chile en la salsa, la mordida en un beso. Causantes de las más deliciosas perfidias.

Eran incontables las que podían existir, pero en su experiencia personal no eran muchos mas significativos e inspiradores. Comenzaron a agobiar su mente, a acumular en su vientre una memoria sensorial muscular. Tocó su abdomen, sus senos y cuando se acercaba al centro sensorial femenino, que ya estaba espectando sonó el teléfono. Una voz grave y dulce que no cambiaba de tono y era constante en su zumbido inconfundible, tentador y femenino, del otro lado; pero ya los poros de su piel estaban tan dispuestos que de inmediato la voz se sentó a su lado, junto al cojín café. La imagino ponerlo entre sus piernas y jugar con los hilos y las trenzas colgados de las cuatro esquinas mientras hablaba:

-¿Camila? ¿Cómo estás guapa?

-Aquí recordando cosas pero dime ¿Hay plan?

-Nadie se reportó pero yo estoy con ganas…

Risas cómplices.

-¿De qué Fabiola?

-No sé todavía ¿Pero tú qué quieres hacer?

Las manos le empezaron a sudar, porque justo después de los recuerdos varios Fabiola le había venido al presente y ella no había dejado de recorrer su piel y estaba a punto de admitirse –en sus diálogos internos- una nueva atracción que la tenía sorprendida de si misma. –Yo también quiero descubrir de que tengo ganas, hoy estuve recordando unas ganas vencidas y consumadas pero en fin ¿Quieres venir a casa?

-Nos vemos en un rato y llevo una pócima que nos de claridad de voluntad.

Más risas cómplices. Esa complicidad femenina, maliciosa, envidiosa a veces; una comunicación insonora que emanan por los ojos con cada beso de bienvenida, cada abrazo amistoso, cada llorada mentira sospechas. Fabiola y Camila se gustaban hace algún tiempo, digo algún como para dejar sugerido que el comienzo de las atracciones es tan paulatino como repentino y las sensaciones de las partes pueden ser a destiempo. Ellas ya hasta se coqueteaban y les salía natural, cuestión de confianza.

Fue la pócima, el pasado de ambas; quesos dulces. Lo que iban encontrando y escuchando. Bellas sonrisas que parecían ensayadas. Los dedos entre los cabellos castaños o negros, no necesariamente los que correspondían al cerebro que los manipulaba. La misma situación, es decir, era la primera vez que estaban en tal situación, poco convencional para ambas o mejor dicho nunca convencional. Sin embargo, tampoco vale la pena etiquetarse por el comienzo de semejante circunstancia que se traducía en un placer curioso morboso. La amistad suele ser una ventaja.

Humedecer los labios, hacer girar el vaso, dejar que los ojos se llenen de luz creyendo que viene del foco, mas viene de la lubricación generalizada corporal. La cercanía con excusa de ebriedad el cuerpo dibuja curvas en las circunstancias, se abalanza en vaivén, barquito de papel débil y húmedo el agua es humo o vacío amarillo nocturno. Fabiola le hizo una trenza a Camila, al contrario luego rió abrió cambió de juego. Jugaron con el pudor de dos infantas solas en el salón del prekinder. No le iban a decir a nadie, porque no era cuestión de formalizar o declarar. Pero algo había en la mañana, un silencio solemne, hasta paz. Sus cuerpos con resaca de goce y aliviados. Estaban rozagantes, más hermosas. Los pasos en las escaleras sonaron rítmicos y un “nos vemos” hizo eco.

5 comentarios:

  1. Para mi fue un tanto confuso, el tema de Pablito pues no se porque tenia la sensacion todo el resto del cuento de que se hablaba de él al grado que hasta la segunda lectura note a Fabiola. Despues de releerlo me gusto mucho que logras transmitir esa complicidad femenina.

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  2. En primer lugar quiero decir que me gustó. Especialmente porque es un tema que pudo haber caído en lo vulgar y no pasó. En ningún momento se me imaginó lectura erótica de la revista Penthouse, sino me parece muy artístico cómo lo manejaste. Estoy de acuerdo con Pablo que nos diste a entender la complicidad femenina con imágenes muy explícitas, no sexuales, sino amistosas.
    Pasando a otro punto, y no por querer siempre encontrar el error sino por hacer una crítica constructiva, creo que medio identifiqué por qué a Pablo, y a mí, se me hizo un poco confusa la lectura. Lo que viene a continuación es resultado de que sólo vos mandaste cuento aparte de mí y puedo tomarme el tiempo de analizar un poco más. No es para bajarte los ánimos ni nada por el estilo.
    Aclaro que no soy experto en puntuación, ni soy de la creencia de que se deben de de seguir estrictamente las reglas gramaticales y ortográficas cuando se escribe artísticamente. Pero creo que arreglando algunas comas y puntos se entendería más tu idea y haría más poderosas las oraciones. No quiero imponer nada, porque al final es TU cuento y probablemente hiciste las cosas a propósito, es sólo una sugerencia.
    Por ejemplo en el primer párrafo (pongo mis observaciones en cursivas y entre paréntesis):
    “No es que los encuentros se den porque uno ande buscándolos, más bien es que uno quiere creer que es el azar, estar mutuamente inconscientes de sus existencias (aquí se me hizo confuso, creo que porque cambiaste de sujeto en la misma oración, tu sujeto era “uno” y usaste “inconscientes” en plural. Luego cuando decís “sus existencias” excluís al “uno” porque estás hablando en tercera persona, aun y cuando usaste el término “mutuamente”) y luego caen (en la misma oración cambiaste de tiempo, venías en pasado, ahora pasaste a presente sin separarlo) sobre una curveada y atractiva espalda desde la nuca hasta el coxis, al mismo ritmo, (¿quiénes caen? ¿Las personas a las que te referís al inicio o las moléculas?) moléculas a las que unen puentes, pero no de circunstancias, (aquí la oración ya viene muy larga, ya está hablando quizás de otra cosa y eso causa confusión) de amor romántico o confluente, de azar, ocio o consecuencia sino Puentes de Hidrógeno.”
    Te doy un ejemplo de cómo podría entonces quedar para hacerlo más entendible (sólo es una opinión, repito, porque capaz para otros se entiende menos):
    No es que los encuentros se den porque uno ande buscándolos, más bien es que uno quiere creer que es el azar. Estar mutuamente inconscientes de nuestras existencias y luego caer, al mismo ritmo, sobre una curveada y atractiva espalda desde la nuca hasta el coxis. Moléculas a las que unen puentes, no de circunstancias ni de amor romántico o confluente, ni de azar, ocio o consecuencia sino Puentes de Hidrógeno.

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  3. En el siguiente párrafo: “Hubo otros juegos consecuencia del ocio, casuales y descomplicadas.” Al cambiar de género descomplicadas y no descomplicados (juegos) hace que uno se confunda. Y luego, aclarando lo de Pablito, lo que pasa es que es sólo una mención (¿o me equivoco?) de varias aventuras. Por lo tanto creo que con agregar una palabra antes de:
    “ El chef (aquí debería de haber una coma y creo que debería de ponerse mayúscula en Chef para aclarar que es un apodo) tanto menor que ella, que a propósito había visto hacía dos o tres semanas con un peso de más magistral…”
    Quedaría algo como:
    Atracción. A Camila le habían atraído varios y diferentes. Con Pablito, por ejemplo, fue una atracción abierta, desbordada, saturante y tediosamente obvia (recordar era como un manjar para disfrutar y jactarse de variedad). Hubo otros juegos consecuencia del ocio, casuales y descomplicadas. Por ejemplo el Chef, tanto menor que ella, que -a propósito- había visto hacía dos o tres semanas con un peso de más magistral y profesionalmente ganado (una lástima o gajes del oficio)…
    El siguiente párrafo:
    “Duraderas guardaditas; circunstancialmente reprimidas y casi siempre mutuas, no obstante prácticamente ilegales e inevitable caer en el crimen. De las mejores, el chile en la salsa, la mordida en un beso. Causantes de las más deliciosas perfidias.”
    No entendí de qué estabas hablando. Suena muy bonito pero no se entiende. No sé si es a propósito como para crear alguna atmósfera. Sin embargo en el siguiente párrafo, aparentemente, seguís hablando de lo mismo que no supe qué era:
    “Eran incontables las que podían existir, pero en su experiencia personal (¿en su experiencia o según su experiencia?) no eran muchos (¿o muchas? Por el “las” que usas al principio. O querés decir “mucho más”) mas significativos e inspiradores (significativAs e inspiradorAs por el “las” que usaste al inicio)…”
    Bueno, termino diciendo que me encantó el párrafo del final. La última oración especialmente. Creo que, si bien no es un cuento que se va a publicar con no sé cuantas ediciones (como alguien comentó en entradas pasadas para justificar que no están pulidos), sí es importante identificar qué es lo que habría que hacer para tenerlo listo, en su momento, para poder hacerlo, especialmente si es tan bueno. Y ahí lo dejo porque ya me extendí mucho y para este momento ya te dio hueva leer lo que estoy poniendo, igual son puras babosadas sin sustento.

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  4. Me acabo de dar cuenta que todas las negrillas y cursivas y cosas que puse para que se entendiera lo que estaba diciendo no salen, que m**rda. Perdón.

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  5. Despues del primer parrafo y antes de entrar en el dialogo entre amigas, es como un viajecito al recuerdo de todas los, digamos, tipos de atracciones que Camila habia experimentado y estaba recordando. Y la que puse en un parrafo a parte (Duraderas guardaditas...) Tambien era la descripcion de una atraccion. El tema de la atraccion y todas las infinitas formas en que se pueden dar, un tema impresindible al hablar de seduccion.

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