miércoles, 6 de mayo de 2009

cuarta entrega: infatiles jm

El nuevo renacimiento

Por Juan Miguel Arrivillaga


Consuelito caminaba con bastón para no caerse. Y cada mañana agradecía al sol por sus seis patitas, con las que conocía el mundo, y sus antenas, con las que lo olía.

Consulito era ciega y por eso imaginaba mejor. En cada pensamiento suyo había olores, texturas, sabores y sonidos y, si bien los colores sólo se los imaginaba porque no podía ver, era su tacto el que le generaba los recuerdos más excitantes.

Recordaba la forma de los ochocientos huevitos que puso durante el invierno pasado y las simpáticas antenitas del padre de estos.

Recordaba perfectamente la sensación de las patitas de su mamá cuando caminaba sobre ella y sus hermanas para protegerlas de los saltamontes. Recordaba la sensación de abrazo que sintió la primera vez que le cayó una gota de lluvia encima, y su temperatura tibiecita.

Pero como era ciega, sufría mucho porque no la invitaban a jugar.

Pero un día, llovió tanto que los colores del mundo se lavaron. Cada planta, animal y objeto se destiñeron y sus colores fueron arrastrados por el río hasta llegar al lago. Por eso, fue el lago el único que conservó color, pero era sólo una mancha indefinible, un gran desorden.

Entonces las piedras, que eran los seres más antiguos y quienes más disfrutaban del color ya que muy pocas de ellas lo tenían, convocaron a una reunión urgente, con representantes de todas las creaciones sobre el planeta.

Así llegaron animales, plantas, obras de arte y personas. Discutirían sobre cómo recuperar los olores del mundo, y fácilmente se pusieron de acuerdo en utilizar pintura para colorear todo de vuelta.

Pero un problema surgió: nadie era capaz de recordar las tonalidades exactas de cada cosa y se empezó a volver un problema.

Entonces, muy oportunamente, el búho pidió la palabra pues creía tener algo importante qué comentar.

Las piedras pidieron a todos que callaran la discusión sobre los verdaderos colores, que sólo les estaba llevando a la violencia, y como nadie quiere que las piedras se enojen y se le vengan encima a uno con violencia, callaron.

Entonces el búho empezó:

“Conocí el otro día a una hormiga, Consuelito, que es ciega. Nadie conoce mejor el mundo que ella pues, a diferencia de los que podemos ver bien, ella recuerda con más de sus sentidos cada detalle de la existencia. Recuerda muy bien las formas, los olores, los sabores y los sonidos de cada cosa. Peor no sólo eso. Ella recuerda como vibra cada cosa y de eso es que me hablaba el otro día. Conoce el sentimiento de cada ser sobre la tierra. Propongo que la invitemos a dirigir la coloreada de nuestro mundo.”

Todos alegaron que no podían darle semejante labor a un invidente, pero las piedras interrumpieron:

“Hace ocho mil años ocurrió igual, todo se despintó. Entonces vino una legión de gallinas ciegas y sin preguntar nada a nadie empezaron a teñir el mundo y lo dejaron muy bien, como lo conocíamos hasta ayer. Antes de eso todo era amarillo y café. Nosotras opinamos que sea Consuelito la artista y todos nosotros los protagonistas del renacimiento del mundo”.

Ante tal argumento, el pleno accedió y llamaron a Consuelito quien, muy orgullosa, empezó a dictar los colores:

“Al lago píntenlo de turquesa; a los árboles de encino, píntenlos de anaranjado; a los cerdos de azul. El agua déjenla sin color, para no confundirnos, pero la leche píntenla de rosado. Las piedras deben quedar multicolor y los venados los quiero púrpura. Por favor, a las hormigas píntenos de rojo, pero rojo intenso, pasional, y a las obras de arte déjenlas de blanco.”

Así surgió el nuevo mundo y la vida pudo empezar de nuevo, y Consuelito y los demás seres ciegos pasaron a la posteridad como los artistas más sublimes.

9 comentarios:

  1. Muy pocas veces digo: QUe lindo!, porque me parece algo medio cursi, pero este cuento es enternecedor y lindo.

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  2. Me parece que entra dentro de la tradición de literatura de la creación, sería entonces un genésis antropomorfa infantil políticamente correcta e incluyente ya que confirma lo de las capacidades diferentes
    .. critica sería querías... ?
    pues entonces digo que los terminos semiologicos y semanticos utilizados en el discurso de la creación del mundo coiciden aunque no transfieren al mundo infantil.

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  3. jajaja.. pajas.. me gusto, esta muy lindo

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  4. A mi me gusto mucho, pero me dio la sensacion de que Consuelito como no sabia de colores los tiro al azar.

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  5. Pues si los tiró en una especie de azar, pero más bien de intuición artística. Con sus demás sentidos lograba componer mentalmente las imágenes y visualizar los colores (que por obvia razon -la ceguera- no corresponden con los colores lavados). A los niños no les importa el azar, de hecho parece que los divierte pues así debe ser TODO para ellos.. Pero normalmente estos cuentos los lee un adulto y, como dice la Lucía, se les dedica a ellos una parte...
    Pero con tu comentario, debo editar y ver dónde le recalco que Consulito sí sabía de colores...
    Gracias!

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  6. Me parecio muy bonito como historia, tiene muchas moralejas chiquititas y formas de interpretarse, lo de incluir las obras de arte y ademas dejarlas en blanco estuvo genial. Por ahi se te voltearon un par de letras, pusiste olores en vez de colores.... Y perdon si se pueden tener preferencia, digo que este fue mi preferido. Se nota que sos papa pues...

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  7. ah el titulo me parecio un poco redundante al principio, pero luego entendi que no era la primera vez lo de la deslavada...

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  8. Orales!! muchas gracias!! pues se extrañó el tuyo, pero que buena es la libertad!!

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  9. Al principio me parecio un poco triste, pero luego ya vi que no.

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