martes, 9 de junio de 2009

octava entrega: cuentos de miedo, qm

Elevador

Por Quique Martinez

Mientras la nena se apoyaba en las puntas de sus pies para alcanzar el espejo, su madre taconeaba rítmicamente sobre el piso de grandes lozas negras. Cada cuadrado había sido pulido meticulosamente durante décadas para dar ese acabado brillante, como si fuera barniz húmedo. La niña jugaba a exhalar fuertemente con la garganta un vaho de aliento que empañaba la superficie, mientras el aparato bajaba lentamente emitiendo un constante ronroneo de cables friccionados contra engranajes y poleas. Con los dedos de una mano, la madre escribía letras y dibujaba caritas y corazones en la humedad del espejo para luego borrarla por completo con la manga del sweater. Con la otra sujetaba a la niña que se inclinaba peligrosamente hacia las paredes rojas chillonas. Era una reminiscencia del glamour de los 70, época en que se había construido el edificio. Paredes de láminas alargadas de fórmica unidas por un marco de metal haciendo una cuadrícula. En algún lugar entre el piso siete y cuatro la luz parpadeó varias veces antes de apagarse un par de segundos. La lámpara se encendió de nuevo en el momento justo en que la madre limpiaba para continuar con el juego. Al borrar la mancha descubrió una marca de grasa corporal, como la que dejaría la cara de un niño con los ojos cerrados al ser presionada con fuerza contra el espejo. A pesar de pasarle el calor del antebrazo varias veces, fue imposible borrarla. Cuando quiso soltar la mano de la niña, lo que dejó caer fue un cepillo de pelo hecho de hueso, su hija no estaba. Justo en ese momento llegó el elevador al parqueo. Alguien abrió la puerta desde afuera. Era una niña que llevaba puesta una máscara de perro. Luego de estar parada un momento levantó un dedo para señalar algo. Cuando bajó la vista se dio cuenta de un hilo de sangre que colgaba de entre sus piernas haciendo un charquito.

2 comentarios:

  1. Me gusta como nunca te perdes las descripciones minuciosas, aunque tu cuento sea corto, o sea, como le das importancia a cuestiones como describir el detalles del escenario, que podrian parecer innecesarios pero le dan un toque de suspenso muy elegante. Que miedo...Las pesadillas de una madre frustrada. Entendi bien?

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  2. Si entendiste. Aunque bien hubieran podido haber otras interpretaciones, que era lo que yo quería.

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