domingo, 12 de julio de 2009

treceaba entrega: cuentos perversos, og

¡Ten Piedad de mí!

Por Orlando Gutiérrez Gross

Piedad abrió la puerta principal de la casa y le hizo señas para que la abandonara, a lo cual el obedeció rápidamente, como perro fiel. Ya no estaba dispuesta a seguir sonriendo cada vez que lo veía, sabiendo que él tenía a otra. Su casa no era motel y cada vez que se le antojaba, regresaba buscando refugio, lo cual ella aceptaba. Pero esto terminaría el día de hoy.

Tenía ya meses de pensar la mejor forma de llevar a cabo su venganza, algo perversa, pero era su única oportunidad para hacerlo reaccionar. No le diría nada, él ya se daría cuenta con el tiempo.

Regresó a su cuarto, buscó un vestido que fuera acorde con su sombrero de alas anchas. Escogió uno de color gris, con encajes negros en los ribetes de las mangas y falda, era un vestido abombado, muy a los años 30. Se puso su collar de perlas, y finalmente se recogió el pelo para cubrirlo con el sombrero.

Se dirigió a la tienda de flores y compró un ramo silvestre. En la tienda de conveniencia, optó por un delicioso vino tinto de crianza, donde la madera cede al vino sus valores aromáticos. Un Torre Albèniz era el elegido, con fondo cereza madura, destellos rubí y ribetes yodados. Este vino tiene una interesante mezcla de fuerza y distinción. Final expresivo y aromático, largo, casi eterno. Igual que su plan.

Ya estaba todo listo, ahora solo hacía falta la dramatización en
plena calle, cerca del puesto de periódicos, donde él acostumbraba comprar su diario. Esto último era muy importante, pues sería el hilo conductor para que él se diera cuenta de lo que le había pasado. Nunca nadie pondría en tela de juicio lo que estaba por suceder, total, ella se consideraba agradable para conversar y le gustaba creer en la buena voluntad de las personas. Se sentía agradecida con Dios por darle un día más de vida, católica que no iba mucho a misa pero muy creyente, alegre y por lo general muy positiva. Cuando algo malo sucedía en su vida, como la separación de él, se descontrolaba, pero salía adelante y buscaba algo en que entretener su mente para sanar el corazón. Y en este momento, sabía que su entretención estaba por comenzar.

Empezó a aligerar el paso, en una mano llevaba las flores en la otra
la botella de vino en una bolsa de papel. Un par de lágrimas surcaron sus ojos, el rímel comenzó a correrse, ¡perfecto! La gente la quedaba viendo con cara de situación. ¿Qué le habría pasado a esa mujer tan hermosa y tan bien vestida? Sus pasos eran ahora un ligero correr, divisó una banca y se sentó, se quitó el sombrero y comenzó a llorar a moco tendido. Personas se agruparon alrededor de ella y le preguntaban que sucedía, ella por más que trataba de pronunciar palabras, no podía. La gente trataba de consolarla. Se levantó, y entre labios dijo: ¡he sido ultrajada!


Salió corriendo. Lloraba.

Llegó a casa, estaba tan compenetrada con el papel de "ultrajada"
que tuvo que echarse agua fría en la cara. Se volvió a maquillar,
descorchó la botella de vino y se cagò de la risa. Solo ver las
caras de las personas e imaginarse la de él cuando se enterara, era más que suficiente. ¡Qué fácil era dominar a alguien si uno se lo proponía!

De fondo sonaba una de sus canciones favoritas, en un disco de acetato:


Siento pena,
pena porque te quise de veras
rabia porque te di
lo que nunca
imaginaste un día tener
todo el mundo a tus pies

Siento lástima
porque yo se que aun
tu me extrañas
lo noto en tu voz
las veces que llamas
porque yo se que sufres con ella
aunque finjas ser fiel

Mira si yo te conozco bien
que me atrevería jurar
que no duras junto a ella
un fin de semana más
sin que extrañes en tu piel
todas mis caricias

Yo que te conozco bien
me atrevería a jurar
que vas a regresar
que tocaras mi puerta
yo que te conozco a ti
me atrevería decir
que estas arrepentido

7 comentarios:

  1. Un cuento genial! Muy bien narrado y con descripciones bien logradas. Mi crítica, que te la dije pero igual vos tenés tu punto, es que la canción al final fue muy larga. Quizás un párrafo hubiera sido suficiente. Por lo demás, muy bueno. Felicitaciones.

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  2. Estoy de acuerdo en lo de la cancion, si es que tengo todavia voz despues de la ausencia, y siempre pense que las flore y el vino eran parte del plan, pero al final no me quedo muy claro...Como que me parece que hay partes que no hilan. Pero me gustan tus descripciones, la del vino por ejemplo, es bastante bonita.

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  3. La onceaba entrega era la de perversos verdad? Y la treceaba sería la de la canción, no? Pero, en fin, estuvo bueno que esta fuera treceaba porque esta es perversa y de canción

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  4. Estuvo chilero, la salida del cuento fue inesperada y se le sintió el "chesh", dirían los cubanos esos... Opino igualq ue la canción resultó muy larga, y también de lo chilera de la descripción del vino. Ene sto último, siento que de la misma forma pudiste describir las flroes o el vestido, que fueron los otros elementos determinantes en su estrategia... Pero vos también lso estás mandado bien pulidos... se nota... Supongo que lo ideal sería ir logrando escribir así a la primera (bueno, talvez a ustedes les sale así pero yo necesito releer para ir puliendo... jeje) va, ya, va

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  5. Hola Orlando! Creo que este cuento es uno de los que mas me han gustado desde que comenzaste a publicar, aunque yo no estoy de acuerdo con lo de la descripcion del vino, me parece tomada de alguna revista publicitando un producto, siento que rompe con tu estilo, pero ojo, eso es solo mi muy personal apreciacion. El resto del cuento tiene coherencia y me hace pensar en que la mujer deja cabos sueltos en sus propias acciones, pero que mas adelante, quien sabe, las puede seguir utilizando para manipular a su amante, como buena mujer fatal y dolida siempre debe tener verios ases bajo la manga. Felicidades!

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  6. Hola Ivonne, mil gracias por tus comentarios! En efecto, lo del vino me lo saque de internet, no creas que soy enòlogo para saber tanta paja! jaja. Si, en efecto la mujer deja cabos sueltos, pero eso es a proposito, ya que este cuento empezò como un cadaver exquisito. Saludotes!

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