miércoles, 29 de abril de 2009

tercera entrega, comida: og

María Soledad es nombre de ama de casa.
Por Orlando Gutiérrez

María Soledad
no llores,
que un día las flores
de amor crecerán
y llorarán de alegría
tus ojos
María Soledad
Apagó el viejo radio de baterías mientras sollozaba. Estaba sola, con la ingrata compañía de sus pensamientos que la transportaban a quién sabe dónde, en busca de Juan, su esposo desde 10 años atrás; él era oficinista, ella era ¨ama de casa¨; él se había quedado sin trabajo gracias a la guerra de guerrillas que convertía a su país en escombros, ella era ¨ama de casa¨; él se había ido a buscar qué hacer, ella era ¨ama de casa¨.
Días atrás, cuando lo echaron del trabajo, Juan había dicho a María Soledad: ¨Esta situación está cada día más jodida, la guerrilla no da tregua y el gobierno no afloja; ya no tenemos qué comer y los niños están cada día más desnutridos. No hay trabajo en ninguna parte y eso me tiene al borde de la desesperación. Un día de estos me voy a ir con los guerrilleros para ver si ayudo a que la cosa cambie. Te voy a dejar sola por un tiempo pero tengo el presentimiento de que será para algo mejor¨.
No valieron los llantos y las súplicas de María Soledad… Juan se acostó una noche al lado de María Soledad, pero no amaneció junto a ella.
Y a qué te dedicás? Preguntó la esposa del militar cuando recibió en la puerta de su casa a María Soledad.
Soy ¨ama de casa¨, respondió la mujer con gran seguridad.
Entonces sabés hacer de todo, así que te doy el empleo; te espero mañana a las 6 en punto.
Gracias señora, no le voy a quedar mal.
Trabajaba de sol a sol en los quehaceres de la casa del militar y a la familia le gustaban mucho los platillos que María Soledad preparaba, mientras sus pequeños niños no tenían qué comer. Pero la patrona le daba las tres comidas, ella comía un poquito y llevaba el resto a sus hijos, de tal manera que cerca de las 7 de la noche, Juancito y Esperanza saciaban su hambre para luego ir a dormir mientras su madre limpiaba, lavaba y hasta aplanchaba.
El oficinista se metió a guerrillero más por hambre y necesidad que por convicción ideológica. Un mal día allá en la montaña, una patrulla de la temida y temible Guardia Nacional emboscó a la célula guerrillera de Juan; hubo muchos muertos y algunos prisioneros, entre estos últimos, Juan quien fue llevado a la Cárcel Modelo amarrado de pies y manos con alambre de púas.
Meses más tarde, decidió exigir sus derechos ciudadanos y para ello, se declaró en huelga de hambre. A los trece días falleció sin atención médica. En un comunicado de la Guardia Nacional se dijo que había fallecido debido a problemas estomacales.
María Soledad no llores, que un día las flores, de amor crecerán y llorarán de alegría, tus ojos María Soledad.

3 comentarios:

  1. Buen cuento, especialmente para lo rápido que lo terminaste escribiendo, y para ser una experiencia desconocida, eso de la guerrilla, que vos conocés por historias. Te pusiste bien en el rollo y lograste un cuento triste. Creo que le faltaría que le des una releída, pulás un poco la gramática y puntuación y eso. Pero bien.

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  2. Coincido con Quiqué en lo de la releída, pero si, para ser algo lejano a vos, creo que lograste sacar mucho de esas experiencias.

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  3. Yo creo que hay una mejora del anterior, que se ve que te metes en un tema politico, pero ya vas agarrando onda. Un consejo es que antes de mandarlo lo leas en voz alta para vos mismo. a ver que te dice, y así le sentis el ritmo interior.

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